Ante tantos hechos de publico conocimiento, teñidos desde lo sutil a lo extremo de misoginia y fascismo, ha crecido en la población un malestar manifestado en síntomas de indignación extrema y rumiación constante, que amerita que en este momento de la historia, se desempolven los lineamientos de la, por pocos conocida, terapia de izquierda.
La terapia de izquierda, en algunas épocas anteriores, ha sido denominada terapia política. Si bien como concepto, es adecuado al procedimiento, no tiene en cuenta su especificidad, en términos de realización de intervenciones de carácter emancipatorio y reivindicatoria característicamente.
Nace claramente en el seno de las acciones revolucionarias entre los años 50 y 70, en su versión mas radical, la terapia de izquierda revolucionaria. Luego de sucesivos golpes de estado en países latinoamericanos, la evidencia empírica sobre estas corrientes ha sido destruida y quemada, dejando en su lugar versiones mas blandas y “diplomáticas” de la corriente anterior; y que se ha dividido en corrientes tanto denominadas “terapia de centroizquierda”, “ y de centro”, más ligadas en sus conceptualizaciones a ideas relacionadas a una búsqueda interior individual que diera paso a una presunta “evolución” posterior, también de características individuales.
No obstante, las teorías de la terapia de izquierda originales comenzaron a cobrar fuerza pasados los años 90, luego de sucesivos cambios y cuestionamientos a nivel político en diferentes regiones de America Latina.
Denominada de izquierda, como hemos mencionado, por la particularidad de sus intervenciones:
El posicionamiento ético y epistémologico de esta modalidad de terapias esta mas ligado a procedimientos de terapias de corte cognitivo y sistémico- si bien ha recibido aportes de otras líneas teóricas-, en el sentido de que para aliviar un síntoma que causa malestar en estos nuevos padecimientos de la sociedad actual ( a través de sus representaciones), las intervenciones , a grandes rasgos, apuntan a una acción concreta en la realidad que genere una especie de “sacudida social”, seguido de la perplejidad de la gente presente y la posterior reflexión sobre la acción.
En cuanto a la cantidad de participantes , ha sido recomendado la realización grupal, por la efectividad en términos de alcance, si la acción es conjunta. Sin embargo, versiones posteriores han experimentado con la modalidad individual, tomando como aportes teóricos las ideas de algunos intelectuales de la psicología social y su concepción de micropoderes en la practica social. Estudios realizados en una cantidad reducida de la población ha constatado el valor de estas intervenciones, aunque con una eficacia a menor escala (…)
Proxima nota: Terapia de izquierda y psicoanálisis: algunos aportes de la mirada psicodinámica.
L.P.
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