¿Y ahora hacia dónde?

¿Y ahora hacia dónde?

Estos días leí una nota en el diario El País de España donde consultaban a distintos profesionales reconocidos de distintos lugares del mundo y distintas profesiones, sobre que depararía el futuro luego del coronavirus. Algunas respuestas fueron un tanto ingeniosas, otras...normales:

 

- Algunas pesimistas:

- Algunas inentendibles:

- Otras, descomunales:

Pero por sobre todas las cosas, la característica que reúne a todas las respuestas, es la falta de unión. Cada uno busca una solución desde su propio punto de vista, olvidando que si existe un problema universal, no se puede plantear una solución por cada persona que hable.

Quizás para encontrar una verdadera solución, una solución duradera deberíamos volver a preguntarnos ¿qué es el ser humano? ¿Cuál es su rol en la naturaleza? Podríamos tratar de buscar un camino que tomar, si pudiéramos mirar en conjunto hacia una dirección común, si pudiéramos despertar el sentido del bien común nuevamente.

En tiempos donde la opinión le robó el lugar a la razón y a la intuición, en tiempos donde cada uno dice lo que se le ocurre y no se busca profundamente un rumbo que por ser humano nos abrace a todos, en tiempos de urgencias y de inmediatez, una gripe que mantiene al mundo en vela durante 3 o 4 meses nos parece el fin del mundo.

A lo mejor, si intentamos buscar en las circunstancias, si logramos ver un poquito más en profundidad cuales son las causas que nos llevaron al punto donde estamos, tal vez de esa manera podríamos saber a donde dirigirnos.

Podemos aprender de las generaciones anteriores que nos dieron la vida, y preparar el terreno de la mejor manera para las venideras. Podemos aprender de las culturas clásicas, que con sus defectos y virtudes, lograron sobrevivir al paso del tiempo y hasta el día de hoy podemos conocerlas habiendo pasado más de 10000 años en algunos casos.

Ya sabemos que un carro que sus caballos tiren en direcciones opuestas no llega a ningún lado. La humanidad hoy es como un carro, donde los caballos que traccionan solo marchan hacia adelante sin saber muy bien a dónde y sin poder verlo tampoco. El auriga que debe conducirlos se bajó y las riendas están sueltas. Quizás sea hora de que cada uno de nosotros se eleve sobre su propio carro, o sea, sobre su personalidad; y armonizando su cuerpo, sus emociones y sus pensamientos empiece a marchar con rumbo claro.

Lo bueno es que la solución para un mundo mejor, no está más lejos que donde llegan nuestras manos. Poniendo la buena voluntad en acción, dejando de lado el egoísmo y retomando la búsqueda humana de lo bello, más allá de las formas y las modas; de lo verdadero, más allá de las opiniones y las palabras vacías; de lo justo, más allá de las atropellantes injusticias y, sobre todo de lo bueno, que inspire a ser cada día un poco mejor que ayer, así no hay dudas de que encontraremos hacia dónde ir.

"¿Quieres conocer el futuro? Observa el presente y estudia el pasado que son su causa" Decía Buda.

Franco P. Soffietti